LA EDUCACION ESPARTANA.
ESPARTA Y SUS ESPARTANOS:
Educación espartana
La eugeniesia. Es un sistema en la que una asamblea examina a cada niño
nacido, y se aseguraban que no tuvieran ningun defecto fisico, que
fueran bellos y robustos, y si alguno de ellos nos cumplian
estrictamente con estos atributos, lo llevaban a Apothetas, un barranco
en el cual se dejaba caer al niño o se abandonaba en la cima del mismo,
se pensaba que ese niño iba a ser una carga para la ciudad. Los
habintantes no encontraban ninguna crueldad en este acto ya que ellos
sabían que no eran suyos los hijos, si no de la ciudad, de hecho no
existia el matrimonio como tal, solo servia para dar nuevos soldados,
era una sociedad que engendraba sola mente soldados fuertes y perfectos.
Al cumplir los siete años, los niños espartanos abandonaban su casa y
quedaban bajo la autoridad de un paidónomo, magistrado especializado que
supervisaba la educación. Entonces se integraban a algo asi como un
escuadron infantil que comandaba un muchacho mayor (de 19 años) en el
cual aprendian a leer y escribir, y los cantos de guerra, pero principal
mente su educación se basaba en el arte del combate, el atletismo y el
manejo de las armas.
Durante la infancia, todo el énfasis se
pone en el rigor y la disciplina. Estos dos principios son la
quintaesencia de lo espartano. A los niños se les corta el pelo al rape
(más tarde, cuando sean efebos, lo llevarán largo y bien cuidado), van
habitualmente descalzos y hacia los doce años sólo se les permite ya un
himaton (manto de lana de una pieza) al año y ningún Quiton (la habitual
túnica corta, atada sobre los hombros). De hecho, la mayor parte del
tiempo -en el gimnasio, en sus juegos- van desnudos y mugrientos, porque
raramente se les permite bañarse. Las raciones de comida se reducen al
mínimo imprescindible, lo que les obliga a robar si quieren evitar el
hambre o así se lo manda su irén (y, de ser sorprendidos, se les castiga
severamente no por el robo mismo, sino por su torpeza al cometerlo).
Duermen en un lecho de cañas recogidas , que deben cortar a mano ellos
mismos, sin herramientas de ninguna clase. Pese a todo, los niños y
jóvenes cuentan con servidores que les atienden, . Al convertirse en
efebos (hacia los quince años) se dejaban el cabello largo propio de los
soldados, limpio y perfumado, en honor de la opinión atribuida a
Licurgo, para quien la melena hacía a los guapos más apuestos y a los
feos más temibles
Para entrenar el físico: le castigo más
frecuente era apalearlos. El lugar de apaleamiento, se encontraba
ubicado en un pequeño y agradable bosque -se encontraba un poco
apartado- pero podía acceder a él cualquier ciudadano de Esparta. Aunque
lo que se hacía en él no tenía ni una pizca de agradable. Lo primero
que se hacía era escoger un árbol vigoroso y robusto, al cual se le
enganchaba una cadena-en el tronco-y a esta un palo. Lo que hacía el
muchacho era agarrar este palo mientras otros dos de sus compañeros lo
apaleaban. Esta acción se llevaba a cabo con varas de bambú, puesto que
dolía, picaba y desgarraba la piel. Por si el muchacho se caía de
agotamiento o de dolor había otro dos compañeros que se encargaban de
levantarlo para que pudiesen seguir apaleándolo. La finalidad de este
ejercicio era, para el que apaleaban, aprender a aguantar y soportar
mejor el dolor. Para los que golpeaban, era no detenerse ni vacilar en
el ataque aún cuando se sentía el terrible dolor que estaba sufriendo el
enemigo. Y en tercer y último lugar, los que sujetaban, la finalidad
era que aunque viesen sufrir o incluso morir a sus compañeros en combate
no vacilasen y continuasen con la misión que les había sido encomendada
por sus superiores. Esta practica no se realizaba como castigo, sino
que se hacía de forma aleatoria entre los componentes del campamento.
Aunque este también era el castigo que recibían los muchacho a los
cuales se les sorprendía robando. Cuando el que estaba recibiendo el
castigo tenía el cuerpo demacrado se le retiraba, pero a no ser que se
encontrase muy herido no se le curaban las heridas. Había casos de
jóvenes tan arrogantes que por no sucumbir al dolor y por no caer a los
pies de sus compañeros preferían morir. Sus cuatro compañeros-los que
apaleaban y los que sujetaban- no podían interrumpir la ceremonia, tan
solo podían aconsejar a su compañero que se soltase. Pero si este
decidía no hacerlo se proseguía con la ceremonia hasta arrebatarle la
vida.
La batalla de las termopilas
mucha gente no sabe que son las Termópilas ni lo que paso en ese lugar;
Las Termópilas que significan puertas calientes eran el paso a Grecia
por el norte entre las montañas y el mar, con casi 3 kilómetros de largo
el ancho en alguno de sus puntos solo era de 15 metros y fue muy
atinadamente el lugar escogido por los griegos para detener el avance de
los persas que querían invadirlos.
LOS PERSAS
Ya
desde hacia tiempo los persas tenían intenciones de conquistar a Grecia y
es cuando aparece Jerjes decidido a no correr con la misma suerte de su
padre Darío I, derrotado en la batalla de Maratón a mano de los griegos
durante la Primera Guerra Médica. Jerjes forma un ejercito para
enfrentar a los griegos del cual algunos historiadores dicen que era
entre 100 y 300 mil soldados, pero otros aseguran que si se suman los
hombres que iban en la flota de barcos que seguían a los de a pie y que
llevaban sus provisiones; los persas rozaban el millón de efectivos, de
los cuales destacaban el grupo elite: los 10 mil inmortales.
ESPARTA
Los espartanos eran un pueblo nacido por y para la guerra, practicaban
la eugenesia y nada más al nacer, el niño espartano era examinado por
una comisión de ancianos en el Pórtico, para determinar si era hermoso y
bien formado; de no ser así se le consideraba una boca inútil y una
carga para la ciudad. En consecuencia, se le conducía al Apótetas, lugar
de abandono, al pie del monte Taigeto, donde se le arrojaba a un
barranco, los que pasaban la prueba se les asignaban uno de los 9.000
lotes de tierra disponibles para los ciudadanos y lo confiaban a su
familia para que lo criara, siempre con miras a endurecerlo y prepararlo
para su futura vida de soldado. En pocas palabras efectuaban una
selección natural lo que produjo que el soldado espartano fuese una
máquina de matar casi perfecta.
LA BATALLA
El ejército
griego estaba conformado por 300 hoplitas espartanos (a los que hay que
sumar otros 600 ilotas, pues cada espartano llevaba dos siervos a su
servicio), 500 de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000
hoplitas del resto de Arcadia: 400 de Corinto, 200 de Fliunte, 80 de
Micenas, 700 tespios y 400 tebanos, además de 1.000 focenses y todos los
locrosy usaban la formación de la falange en total unos 3500.
Una sección del ejército persa muy temida eran los arqueros y cuando se
le dijo a Leónidas que sus flechas cubrirían el sol y transformaron el
día en noche este respondió: Mejor, lucharemos en la sombra. Cuando
comenzo la batalla, fila tras fila los persas se estrellaron contra las
lanzas y escudos espartanos sin que éstos cedieran un centímetro. De
esta forma, a pesar de la grave desventaja numérica, Leónidas y sus
hombres se opusieron a las oleadas de soldados enemigos con un número
mínimo de bajas, mientras que las pérdidas de Jerjes —aunque minúsculas
en proporción a sus fuerzas— supusieron un duro golpe para la moral de
sus tropas.
La lucha se había prolongado varios días y Jerjes
decidió mandar a sus 10 mil inmortales pensando que estos pondrían punto
final a la batalla, cuentan que los inmortales lucharon como nunca lo
habían hecho; pero poco pudieron hacer en contra de los escudos y lanzas
de la falange y fueron derrotados. Con esto la moral del ejército persa
estaba por los suelos y justo cuando estaban apunto de dar media vuelta
y largarse apareció de entre los griegos un traidor: Efialtes, el cual
ya cambio de una recompensa les indico a los persas un camino entre las
montañas por el cual podrían llegar por la retaguardia a los hombres de
Leónidas.
Cuando Leónidas se da cuenta de que serán atacados
por dos frentes a la vez, sabe que todo esta perdido y ordena la
retirada de sus hombres a Atenas y que iniciaran la evacuación de la
ciudad. Solo quedaron con él los 300 soldados de su guardia y mil
griegos leales (los tespieos y los de Tebas) y tal fue tal el ímpetu con
el que los espartanos lucharon que Jerjes decidió abatirlos de lejos
con sus arqueros para no seguir perdiendo hombres. Leónidas fue
alcanzado por una flecha y los últimos espartanos murieron intentando
recuperar su cuerpo para que no cayera en manos enemigas, los persas
habían obtenido la victoria; pero los griegos la gloria.
CONCECUENCIAS DE LA BATTALLA
Ya sin resistencia los persas llegan a Atenas y la devastan, pero los
días que fueron retenidos por los griegos en las Termópilas les permitio
a estos evacuar la ciudad junto con una flota de barcos de guerra y
refugiarse en Samalia. Jerjes decidido a no darle respiro a los griegos
se encamina a Samalia con sus barcos, pero se lleva una desagradable
sorpresa; los pesados y poco maniobrables barcos persas no fueron
rivales para los mas maniobrables y ligeros barcos griegos y Jerjes tuvo
que retirarse no sin dejar a 80.000 hombres al mando de un coronel para
que terminara la campaña, pero unos meses mas tarde 8.000 espartanos y
30.000 aliados griegos derrotan a los persas en Platea y ese mismo día
la flota persa es practicamente destruida en Micala.
La
victoria de Grecia es contundente y Jerjes pierde el interés en su
conquista, mucho tiempo mas adelante un griego, Alejandro Magno se lanza
a la conquista de Persia en el año 333 a. C . La victoria de Alejandro
fue completa y el rey persa Darío huyó hacia el este con todas sus
fuerzas, dejando en manos de Alejandro el tesoro real, así como a su
madre, Sisigambia, su esposa Estatira y sus hijos, a los que Alejandro
respetó la vida. Darío ofreció grandes riquezas y títulos a Alejandro a
cambio de que detuviese sus avances, pero éste los rechazó. La zona
occidental del imperio persa (Fenicia, Palestina, Egipto), se le entregó
sin ofrecer resistencia entre el 332 y el 331. En Egipto, fue designado
hijo del dios Amón en el oasis de Siua; allí, fundó varias ciudades,
entre ellas Alejandría.Persia sería absorbida por el imperio de
Alejandro y al final terminaría desapareciendo.
Sin la
resistencia de Leónida en las Termóplias nunca los griegos hubieran
podido evacuar Atenas, nunca se habrían dado las batallas de Salamina,
Platea y Micala, Grecia habría sido conquistada por Persia, la cuna de
la civilización occidental habría desaparecido y nuestro mundo sería muy
distinto a como lo conocemos hoy en día.
Si Grecia hubiera
sido vencida, Persia hubiera ocupado toda Europa, pues Roma aún era una
pequeña y anónima ciudad en Italia. Alejandro de Macedonia no hubiera
sido más que un vasallo de un imperio universal y Roma jamás hubiera
podido forjar su Imperio. Sin el Imperio Romano el Cristianismo no se
hubiera podido extender como lo hizo, y Jesús de Nazaret no hubiera sido
más que un iluminado, como tantos otros que hubo en la Palestina de
entonces, del que no tendríamos noticia alguna.
Europa, tal y
como es hoy, y su cultura, la más avanzada sobre la Tierra, no
existirían, porque no hubieran tenido ni la oportunidad de nacer, y las
ideas de libertad que surgieron en Grecia, hubieran sido ahogadas en un
baño de sangre, para quien sabe si poder volver a renacer no se sabe
cuando ni donde.
La hazaña fue recordada en una lápida conmemorativa escrita por el poeta Simónides, que decía así:
Oh, extranjero, informa a Esparta, si pasas por allí, que aquí hemos caído
defendiendo su ley
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