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jueves, 10 de mayo de 2012

LA EDUCACION ESPARTANA.




ESPARTA Y SUS ESPARTANOS:

Educación espartana

La eugeniesia. Es un sistema en la que una asamblea examina a cada niño nacido, y se aseguraban que no tuvieran ningun defecto fisico, que fueran bellos y robustos, y si alguno de ellos nos cumplian estrictamente con estos atributos, lo llevaban a Apothetas, un barranco en el cual se dejaba caer al niño o se abandonaba en la cima del mismo, se pensaba que ese niño iba a ser una carga para la ciudad. Los habintantes no encontraban ninguna crueldad en este acto ya que ellos sabían que no eran suyos los hijos, si no de la ciudad, de hecho no existia el matrimonio como tal, solo servia para dar nuevos soldados, era una sociedad que engendraba sola mente soldados fuertes y perfectos.

Al cumplir los siete años, los niños espartanos abandonaban su casa y quedaban bajo la autoridad de un paidónomo, magistrado especializado que supervisaba la educación. Entonces se integraban a algo asi como un escuadron infantil que comandaba un muchacho mayor (de 19 años) en el cual aprendian a leer y escribir, y los cantos de guerra, pero principal mente su educación se basaba en el arte del combate, el atletismo y el manejo de las armas.

Durante la infancia, todo el énfasis se pone en el rigor y la disciplina. Estos dos principios son la quintaesencia de lo espartano. A los niños se les corta el pelo al rape (más tarde, cuando sean efebos, lo llevarán largo y bien cuidado), van habitualmente descalzos y hacia los doce años sólo se les permite ya un himaton (manto de lana de una pieza) al año y ningún Quiton (la habitual túnica corta, atada sobre los hombros). De hecho, la mayor parte del tiempo -en el gimnasio, en sus juegos- van desnudos y mugrientos, porque raramente se les permite bañarse. Las raciones de comida se reducen al mínimo imprescindible, lo que les obliga a robar si quieren evitar el hambre o así se lo manda su irén (y, de ser sorprendidos, se les castiga severamente no por el robo mismo, sino por su torpeza al cometerlo). Duermen en un lecho de cañas recogidas , que deben cortar a mano ellos mismos, sin herramientas de ninguna clase. Pese a todo, los niños y jóvenes cuentan con servidores que les atienden, . Al convertirse en efebos (hacia los quince años) se dejaban el cabello largo propio de los soldados, limpio y perfumado, en honor de la opinión atribuida a Licurgo, para quien la melena hacía a los guapos más apuestos y a los feos más temibles

Para entrenar el físico: le castigo más frecuente era apalearlos. El lugar de apaleamiento, se encontraba ubicado en un pequeño y agradable bosque -se encontraba un poco apartado- pero podía acceder a él cualquier ciudadano de Esparta. Aunque lo que se hacía en él no tenía ni una pizca de agradable. Lo primero que se hacía era escoger un árbol vigoroso y robusto, al cual se le enganchaba una cadena-en el tronco-y a esta un palo. Lo que hacía el muchacho era agarrar este palo mientras otros dos de sus compañeros lo apaleaban. Esta acción se llevaba a cabo con varas de bambú, puesto que dolía, picaba y desgarraba la piel. Por si el muchacho se caía de agotamiento o de dolor había otro dos compañeros que se encargaban de levantarlo para que pudiesen seguir apaleándolo. La finalidad de este ejercicio era, para el que apaleaban, aprender a aguantar y soportar mejor el dolor. Para los que golpeaban, era no detenerse ni vacilar en el ataque aún cuando se sentía el terrible dolor que estaba sufriendo el enemigo. Y en tercer y último lugar, los que sujetaban, la finalidad era que aunque viesen sufrir o incluso morir a sus compañeros en combate no vacilasen y continuasen con la misión que les había sido encomendada por sus superiores. Esta practica no se realizaba como castigo, sino que se hacía de forma aleatoria entre los componentes del campamento. Aunque este también era el castigo que recibían los muchacho a los cuales se les sorprendía robando. Cuando el que estaba recibiendo el castigo tenía el cuerpo demacrado se le retiraba, pero a no ser que se encontrase muy herido no se le curaban las heridas. Había casos de jóvenes tan arrogantes que por no sucumbir al dolor y por no caer a los pies de sus compañeros preferían morir. Sus cuatro compañeros-los que apaleaban y los que sujetaban- no podían interrumpir la ceremonia, tan solo podían aconsejar a su compañero que se soltase. Pero si este decidía no hacerlo se proseguía con la ceremonia hasta arrebatarle la vida.

La batalla de las termopilas

mucha gente no sabe que son las Termópilas ni lo que paso en ese lugar;

Las Termópilas que significan puertas calientes eran el paso a Grecia por el norte entre las montañas y el mar, con casi 3 kilómetros de largo el ancho en alguno de sus puntos solo era de 15 metros y fue muy atinadamente el lugar escogido por los griegos para detener el avance de los persas que querían invadirlos.

LOS PERSAS

Ya desde hacia tiempo los persas tenían intenciones de conquistar a Grecia y es cuando aparece Jerjes decidido a no correr con la misma suerte de su padre Darío I, derrotado en la batalla de Maratón a mano de los griegos durante la Primera Guerra Médica. Jerjes forma un ejercito para enfrentar a los griegos del cual algunos historiadores dicen que era entre 100 y 300 mil soldados, pero otros aseguran que si se suman los hombres que iban en la flota de barcos que seguían a los de a pie y que llevaban sus provisiones; los persas rozaban el millón de efectivos, de los cuales destacaban el grupo elite: los 10 mil inmortales.

ESPARTA

Los espartanos eran un pueblo nacido por y para la guerra, practicaban la eugenesia y nada más al nacer, el niño espartano era examinado por una comisión de ancianos en el Pórtico, para determinar si era hermoso y bien formado; de no ser así se le consideraba una boca inútil y una carga para la ciudad. En consecuencia, se le conducía al Apótetas, lugar de abandono, al pie del monte Taigeto, donde se le arrojaba a un barranco, los que pasaban la prueba se les asignaban uno de los 9.000 lotes de tierra disponibles para los ciudadanos y lo confiaban a su familia para que lo criara, siempre con miras a endurecerlo y prepararlo para su futura vida de soldado. En pocas palabras efectuaban una selección natural lo que produjo que el soldado espartano fuese una máquina de matar casi perfecta.


LA BATALLA

El ejército griego estaba conformado por 300 hoplitas espartanos (a los que hay que sumar otros 600 ilotas, pues cada espartano llevaba dos siervos a su servicio), 500 de Tegea, otros 500 de Mantinea, 120 de Orcómeno y 1.000 hoplitas del resto de Arcadia: 400 de Corinto, 200 de Fliunte, 80 de Micenas, 700 tespios y 400 tebanos, además de 1.000 focenses y todos los locrosy usaban la formación de la falange en total unos 3500.

Una sección del ejército persa muy temida eran los arqueros y cuando se le dijo a Leónidas que sus flechas cubrirían el sol y transformaron el día en noche este respondió: Mejor, lucharemos en la sombra. Cuando comenzo la batalla, fila tras fila los persas se estrellaron contra las lanzas y escudos espartanos sin que éstos cedieran un centímetro. De esta forma, a pesar de la grave desventaja numérica, Leónidas y sus hombres se opusieron a las oleadas de soldados enemigos con un número mínimo de bajas, mientras que las pérdidas de Jerjes —aunque minúsculas en proporción a sus fuerzas— supusieron un duro golpe para la moral de sus tropas.

La lucha se había prolongado varios días y Jerjes decidió mandar a sus 10 mil inmortales pensando que estos pondrían punto final a la batalla, cuentan que los inmortales lucharon como nunca lo habían hecho; pero poco pudieron hacer en contra de los escudos y lanzas de la falange y fueron derrotados. Con esto la moral del ejército persa estaba por los suelos y justo cuando estaban apunto de dar media vuelta y largarse apareció de entre los griegos un traidor: Efialtes, el cual ya cambio de una recompensa les indico a los persas un camino entre las montañas por el cual podrían llegar por la retaguardia a los hombres de Leónidas.

Cuando Leónidas se da cuenta de que serán atacados por dos frentes a la vez, sabe que todo esta perdido y ordena la retirada de sus hombres a Atenas y que iniciaran la evacuación de la ciudad. Solo quedaron con él los 300 soldados de su guardia y mil griegos leales (los tespieos y los de Tebas) y tal fue tal el ímpetu con el que los espartanos lucharon que Jerjes decidió abatirlos de lejos con sus arqueros para no seguir perdiendo hombres. Leónidas fue alcanzado por una flecha y los últimos espartanos murieron intentando recuperar su cuerpo para que no cayera en manos enemigas, los persas habían obtenido la victoria; pero los griegos la gloria.

CONCECUENCIAS DE LA BATTALLA

Ya sin resistencia los persas llegan a Atenas y la devastan, pero los días que fueron retenidos por los griegos en las Termópilas les permitio a estos evacuar la ciudad junto con una flota de barcos de guerra y refugiarse en Samalia. Jerjes decidido a no darle respiro a los griegos se encamina a Samalia con sus barcos, pero se lleva una desagradable sorpresa; los pesados y poco maniobrables barcos persas no fueron rivales para los mas maniobrables y ligeros barcos griegos y Jerjes tuvo que retirarse no sin dejar a 80.000 hombres al mando de un coronel para que terminara la campaña, pero unos meses mas tarde 8.000 espartanos y 30.000 aliados griegos derrotan a los persas en Platea y ese mismo día la flota persa es practicamente destruida en Micala.

La victoria de Grecia es contundente y Jerjes pierde el interés en su conquista, mucho tiempo mas adelante un griego, Alejandro Magno se lanza a la conquista de Persia en el año 333 a. C . La victoria de Alejandro fue completa y el rey persa Darío huyó hacia el este con todas sus fuerzas, dejando en manos de Alejandro el tesoro real, así como a su madre, Sisigambia, su esposa Estatira y sus hijos, a los que Alejandro respetó la vida. Darío ofreció grandes riquezas y títulos a Alejandro a cambio de que detuviese sus avances, pero éste los rechazó. La zona occidental del imperio persa (Fenicia, Palestina, Egipto), se le entregó sin ofrecer resistencia entre el 332 y el 331. En Egipto, fue designado hijo del dios Amón en el oasis de Siua; allí, fundó varias ciudades, entre ellas Alejandría.Persia sería absorbida por el imperio de Alejandro y al final terminaría desapareciendo.

Sin la resistencia de Leónida en las Termóplias nunca los griegos hubieran podido evacuar Atenas, nunca se habrían dado las batallas de Salamina, Platea y Micala, Grecia habría sido conquistada por Persia, la cuna de la civilización occidental habría desaparecido y nuestro mundo sería muy distinto a como lo conocemos hoy en día.

Si Grecia hubiera sido vencida, Persia hubiera ocupado toda Europa, pues Roma aún era una pequeña y anónima ciudad en Italia. Alejandro de Macedonia no hubiera sido más que un vasallo de un imperio universal y Roma jamás hubiera podido forjar su Imperio. Sin el Imperio Romano el Cristianismo no se hubiera podido extender como lo hizo, y Jesús de Nazaret no hubiera sido más que un iluminado, como tantos otros que hubo en la Palestina de entonces, del que no tendríamos noticia alguna.

Europa, tal y como es hoy, y su cultura, la más avanzada sobre la Tierra, no existirían, porque no hubieran tenido ni la oportunidad de nacer, y las ideas de libertad que surgieron en Grecia, hubieran sido ahogadas en un baño de sangre, para quien sabe si poder volver a renacer no se sabe cuando ni donde.

La hazaña fue recordada en una lápida conmemorativa escrita por el poeta Simónides, que decía así:

Oh, extranjero, informa a Esparta, si pasas por allí, que aquí hemos caído

defendiendo su ley
 

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